Aerolito / Octubre 2022

Universos

Extendidos

Web 3, metaverso, blockchain, criptomonedas… Con gafas de realidad virtual o sin ellas, la nueva evolución de internet avanza hacia un universo interoperable y descentralizado entre promesas y escepticismo.

scroll

Un año después del anuncio del metaverso de Facebook —perdón, Meta—, lo que surgió como maniobra frente a la crisis reputacional de la compañía liderada por Mark Zuckerberg ha copado portadas, memes y debates sobre la evolución de internet. Algunos auguran un ‘boom’, otros temen un ‘bluf’. Pero lo importante es qué futuro espera a internet; su concepto y no solo el formato.

Horizon Worlds, la experiencia de realidad virtual de Meta y, hasta ahora, lo más cercano al metaverso, ha puesto a sus equipos en “cuarentena” desde septiembre de 2022 en un intento de mejorar su calidad; el epílogo a un año de titulares continuos a favor y en contra.

Distintos medios se hacen eco con frecuencia de las polémicas y desafíos internos que vive Meta tras su gran apuesta por el metaverso como negocio —los escasos 200.000 usuarios mensuales de Horizon Worlds frente a los 3.5 mil millones que suman Facebook, Instagram y WhatsApp solo uno de ellos—. Sin embargo, la realidad es que en el último año empresas y organizaciones de todo tipo han hecho de una forma u otra sus pinitos en el metaverso.

Metaver
Metaverso
Metaver
Metaverso
Metaver
Metaverso
Metaver
Metaverso

¿Por qué importa?

diagonal

Todavía no existe un metaverso global e interoperable como tal, pero las grandes empresas ya invierten millones en su llegada. Compañías como Microsoft o Epic Games están trabajando en el desarrollo de aplicaciones para formar parte del metaverso. A nivel público, el gobierno de Seúl y la administración navarra también lo han probado como canal de comunicación con el ciudadano. El proyecto se enmarca en un nuevo estadio de internet, las formas de socialización y los modelos de negocio. Y si los analistas aciertan, será el entorno en el que desarrollaremos toda nuestra actividad digital sin fricciones entre lo virtual y lo físico.

01

¿En qué consiste?

diagonal

Quizá hablar de el metaverso sea un error, pues lejos de estar ante algo único o monolítico, pueden existir muchos metaversos: distintos entornos virtuales con su propio acceso, arquitectura, monetización, avatares y formatos. El objetivo, eso sí, es el mismo: Integrar todas nuestras actividades e identidades digitales en un mismo lugar que, además, convergerá con lo físico. Es decir, lo digital ya no estará tras la pantalla, sino que el usuario se sumergirá en ea de forma natura. Esto es, realidades inmersivas.

02

¿Me debería preocupar?

diagonal

Esta evolución de internet podría corregir los problemas digitales actuales o, por el contrario, amplificarlos. La privacidad, el abuso de las grandes tecnológicas o el peso de los algoritmos en nuestro comportamiento están sobre la mesa. Pero el futuro también trae la promesa de grandes mejoras: una red más descentralizada, menos controlada y con infinitas posibilidades creativas y comerciales.

03

¿Qué puedo hacer?

diagonal

Por ahora, probar. Curiosidad, pero también sentido común. Según estimaciones de Gartner, el metaverso tardará al menos ocho años en desarrollarse completamente. Diferentes análisis coinciden en que algo cambiará, aunque sin concretar qué y cómo. Por eso es el momento perfecto para investigar y reflexionar: ¿Qué papel quiero desempeñar en ese nuevo entorno? ¿Cómo puede contribuir a los intereses de mi proyecto? Busca y encuentra campos de prueba que permitan fusionar nuestra realidad física con nuestra expresión digital. Quizá sea también una oportunidad de acelerar objetivos a largo plazo como la transformación digital de una compañía.

04

Lo que hay que saber

Claves

— Para no perderse en el periplo galáctico

Contexto

Resulta complicado imaginar cómo será el futuro del metaverso. Pero sí sabemos que se ha disparado la inversión en diseño y desarrollo de entornos virtuales, al tiempo que —aunque a menor ritmo tras el hype inicial— crece la demanda de perfiles laborales para lo que se supone que será. Este viaje empezó en realidad hace tiempo.

En 1992, Neal Stephenson publicó una novela de ciencia ficción llamada Snowcrash. En ella citaba por primera vez la idea de un “metaverso”, entendido como un universo dentro de otro. También hablaba de avatares y de gafas o terminales para acceder a ese mundo virtual.

En 2003, la empresa americana Linden Lab desarrollaba Second Life, considerada la primera simulación de metaverso —todavía existe a día de hoy—, pues ofrecía la posibilidad de tener una “segunda vida” con solo registrarte y crear un avatar. Marcas de moda y tecnología llegaron a abrir sus tiendas en la plataforma y, en 2007, el entonces coordinador general de izquierda Unida, Gaspar Llamazares, fue el primero en dar un mitin político virtual.

En 2011, Ready Player One, la novela de Ernest Cline, nos presentaba OASIS, un mundo al que la humanidad accede mediante gafas de realidad virtual para escapar de una crisis energética mundial en 2045.

En 2019, Facebook lanzaría una primera versión reducida de Horizon, y en 2021 anunciaría su transición a Meta y una inversión de 10.000 millones de dólares en el metaverso. En otoño de 2022, y a pesar de los baches, la compañía sigue apostando por el proyecto, sobre todo con el foco en entornos laborales. ¿Su último anuncio? Una alianza con Microsoft, que integrará productos como Windows o Xbox en la plataforma de realidad virtual de Zuckerberg.

25%

Un 25% de la población pasará al menos una hora al día en el metaverso para 2026, según datos de Gartner

Darwinismo digital

Ya sabemos la forma en que internet ha cambiado nuestras formas de ser y de hacer, pero quizá somos menos conscientes de cómo nos hemos ido adaptando como especie a cada cambio digital De hecho, el metaverso debe enmarcarse en una transformación mucho más amplia: casi tres décadas de revolución digital después, internet inicia nueva etapa en su particular proceso evolutivo.

Web 1

La primera versión de internet era estática, sin interacción y respondía a las características comunicativas clásicas: un proceso dominado por grandes actores que centralizaban la oferta de servicios y contenido. Fue el tiempo de buscadores, portales y grandes marcas.

Web 2

La segunda versión de internet, en la que estamos ahora, viene marcada por herramientas de empoderamiento social: el usuario es el centro. Permite la interacción y la personalización. Todo pasa en redes sociales, desde la creación de opinión pública hasta el consumo.

Web 3

El futuro abre la puerta a un esquema más descentralizado —gracias al blockchain—, en el que los usuarios disponen de sus propias herramientas de control e independencia, alejadas de oligopolios de las grandes tecnológicas y dependencias de “lo físico”. Más que un sistema, es una arquitectura a la que asomarnos.

Diccionario para
el autoestopista internáutico

En este último tramo de la evolución digital hemos ido encadenando logros tecnológicos. Primero, el ordenador y las conexiones telefónicas; el portátil y la fibra óptica. Más tarde el smartphone, que en breve se conectará con 6G. Y, poco a poco, procesadores más pequeños, eficientes y ligeros. A su vez, estos desarrollos necesitan garantías que aporten valor y protejan las transacciones. Por no olvidar el germen de lo que será el metaverso, una realidad extendida que interactúa con el mundo físico y busca la convergencia con lo digital.

Realidad aumentada

La realidad aumentada utiliza pantallas digitales para “proyectar” elementos virtuales en nuestro entorno físico. Puedes ver todo lo que tienes a tu alrededor, pero el sistema informático también podrá reproducir sobre este entorno objetos, animaciones o datos.

Realidad mixta

Un paso más allá está la opción de integrar elementos virtuales con el entorno físico y, además, hacerlos interactivos. Por ejemplo, un teclado de móvil proyectado en tu propia muñeca.

Realidad virtual

La realidad virtual es lo que todo el mundo imagina cuando habla del metaverso: un mundo enteramente digital en el que nos sumergiremos a través de nuestro movimiento, pero también de nuestros sentidos. De momento, vista y oído, aunque Meta asegura estar ya trabajando en unos “guantes hápticos” para tocar los objetos virtuales y sentirlos como si fueran físicos.

Lo “smart

En estos años nuestra vida se ha llenado de dispositivos inteligentes, conectados para enviar y recibir datos sobre lo que hacemos con ellos y mejorar su funcionamiento.

Internet de las cosas

Un paso más: permite conectar los distintos puntos de información, crear una red con los dispositivos que recopilan datos a nuestro alrededor y poder procesarlos.

Computación en la frontera

Uno de los últimos retos es el edge computing  o computación en la frontera, que busca procesar la información en tiempo real y de manera eficiente. Es decir, no se trata de que cada dispositivo recoja los datos y los envíe a una nube donde se procesen y devuelvan, sino que exista la capacidad de hacerlo in situ.

Cadena de bloques

La tecnología blockchain permite dividir la información en cadenas de bloques y vincularla de forma consecutiva, para que nada se puede editar sin cambiar el resto, asegurando la trazabilidad. Es la base para desarrollar metaversos descentralizados e interoperables, de forma que una persona pudiera “moverse” con sus activos de un entorno a otro.

NFT

Los NFT son tokens o elementos no fungibles: ítems digitales únicos, como originales artísticos, con valor por sí mismos y que no pueden dividirse ni consumirse.

Criptomonedas

Frente a los NFT, la otra cara de la moneda son los elementos fungibles, como el dinero. En este caso, monedas digitales guardadas bajo capas de encriptación a modo de caja fuerte y operando al margen de las regulaciones bancarias. Más libertad, pero no sin riesgo.

El auténtico Big Bang

Todo este planteamiento digital es complejo, pero en realidad se basa en algo que conocemos bien: los videojuegos. Tanto es así que el mundo del metaverso bebe directamente de lo que grandes empresas del sector llevan años haciendo. Desde Unreal o Minecraft hasta Los Sims o Roblox, junto con Pokémon Go!, Fortnite o Animal Crossing. Mundos digitales llenos de personas reales que interactúan, compran, venden y se relacionan.

Comprar jugando

Los juegos más populares son también el campo de pruebas de las grandes marcas. Balenciaga llevó sus modelos a Fortnite, donde han entrado asimismo compañías como Carrefour o Burger King. Algo similar pasa en Roblox, donde se han atrevido marcas como Gucci.

Vivir jugando

Los entornos virtuales han alojado conciertos (Ariana Grande o Justin Bieber son algunos de los protagonistas), partidos de la NBA o incluso bodas.

Aprender jugando

Los universos artificiales llevan años colándose en los centros educativos, con proyectos y programas formativos específicos de Minecraft; con cursos de maquillaje avanzado o reparación de helicópteros de combate, todo con herramientas digitales.

Decentraland es una propuesta de metaverso experimental, llamado así por su naturaleza descentralizada. En este mundo los usuarios construyen y deciden lo que sucede, desarrollando experiencias vitales en el entorno digital y relacionándose con otros usuarios. 

El metaverso es solo una ventana a la que asomarnos. Forma parte del último paso evolutivo de internet y esto implica una relación distinta con lo digital, más integrada, constante y, en teoría, más abierta.

Si la web actual se ha edificado empoderando y situando al usuario en el centro del proceso, la web 3 y todas sus ramificaciones—metaverso, criptomoneda, cadena de bloques…— buscan ir más allá: que sea el propio usuario quien construya esa realidad. Nuevas presencias e identidades, más ricas, con más posibilidades y capacidades. Y eso también puede cambiar la forma en que entendemos los modelos de negocio, las relaciones interpersonales, los estándares tecnológicos y las políticas económicas y sociales.

En su informe sobre el metaverso y nuevas realidades de mayo de 2022, Wunderman Thompson estima que el impacto del metaverso alcanzará a la mayoría de sectores de forma profunda. Sobre todo, al mundo del entretenimiento, la publicidad y el retail.

¿Y después?

¿Un gran
paso para la humanidad?

Es pronto para saber si el metaverso será el ‘boom’ que algunos prometen o el ‘bluf’ que otros temen. Hasta entonces, desarrollemos estrategias para lograr un espacio propio y con sentido en esa nueva realidad.

Aprende el camino

El desarrollo de la web 3 y el metaverso se enmarca en una serie de cambios tecnológicos, sociales y culturales. Al igual que ocurrió con la digitalización y los modelos híbridos, el nuevo entorno requerirá de formación, información clara y nuevas competencias. Algo que ya se está traduciendo en nuevos perfiles especializados.

Explora tu identidad

En ese mundo nuevo que se espera construyamos entre todos también habrá lugar para nuevas identidades que quizá no se correspondan con las características físicas de cada usuario. Eso sí, un 88% de los consumidores globales afirma que su identidad virtual debería reflejar sus valores y ética reales.

Define una estrategia

Tras conocer las herramientas, comprender las posibilidades del entorno y decidir cómo el metaverso puede contribuir y adaptar tu proyecto, será el momento de diseñar un plan y empezar a invertir de manera selectiva y con cabeza.

Puentes
para nuevos universos

Mientras las corporaciones tecnológicas y la industria del entretenimiento ensayan con herramientas e ideas sobre el internet del futuro, es el momento de imaginar y reflexionar para poder empezar a construir. De pensar en lo que significan conceptos como interoperabilidad o descentralización; de plantearnos cómo podría ser ese puente y construirlo.

Si quieres saber más sobre metaverso, web 3 y el futuro de internet, escríbenos. También puedes hacerlo para jugar a los astronautas.
Nos encanta mirar las estrellas.

Hablemos